martes, 31 de marzo de 2009

El Silencio




Hay tanto ruido-ambiente que cada vez es más difícil escuchar el silencio. El silencio es una de las grandes conquistas del hombre desde que aprende a hablar. Hablar en silencio, pensar en silencio, vivir en silencio y hasta callar, ¡silencio!, son actos poco frecuentes en nuestro tiempo. Por eso me uno a Munárriz y subscribo este

MANIFIESTO

En defensa del cardo y de la ortiga,
en defensa del burro y su rebuzno
y de su condición intrascendente,

a favor de los bosques y su antiguo
modo de ser, a favor de la piedra
que el invierno cubrió de oscuro musgo,

para que vivan peces en las aguas,
pájaros en el aire, rododendros
en los jardines, luces en la noche,

y los hombres se olviden de la prisa
con que van a la nada y no se enteran,
víctimas de un progreso establecido,

para que todo cobre otro sentido
una vez asumido el sinsentido
que es todo, y concentrados en su paso

veamos sin dolor pasar el tiempo
y vivamos minutos, horas, días,
bocanadas de ser, riqueza única,

para que todo vuelva a ser sí mismo,
lo que pasó, lo que es, lo que perdura,
lo que no deja huella de su paso,

para que no dé miedo tener hijos
ni dejar de tenerlos, y el amor
vuelva a ser verdadero, a ser inmenso,

para poder tomar el sol y el aire
y sentarse en la hierba con la gente
y ponerse a charlar largo y tendido,

a favor del cansancio y del descanso,
a favor de los ciclos naturales
y de la rebeldía ante los ciclos,

por los colores y por los sonidos,
por los gustos, los tactos, los olores,
por el juego y el sueño, y los amigos,

en defensa de lo que se ha perdido,
de la paz verdadera, del sosiego,
de la palabra limpia y del silencio.

“Esos tus ojos” 1981

viernes, 27 de marzo de 2009

Leyendas del Vinotuaro

Ayer estuve en Urueña. Urueña es la primera Villa del Libro que se fundó en España, amén de un pueblecito precioso plantado por la mano del hombre en una tierra en la que hay más cielo que tierra (Colinas dixit). Asistí a un encuentro al que han bautizado "Leyendas del Vinotauro", una iniciativa de la bodega Estancia Piedra (D.O. Toro) en la que se fusionan -¡qué palabra más de moda!; ¡qué palabra más prostituida!- vino y literatura clásica. El ciclo está estructurado en sucesivos simposios, es decir, encuentros en los que el néctar de Dionisos y la charla amena -ese es, por ende, el sentido exacto del término "simposio"- maridan. En el de ayer, el primero, el magnífico poeta zamorano Juanma Rodríguez Tobal nos deleitó con una disertación titulada "Ningún otro árbol plantes primero que la vid".(El descubrimiento del vino en Grecia). El título hace honor a un verso suelto atribuido al poeta Horacio. La conversación de Juanma Rodríguez Tobal, con esa voz imponente y antigua que le ha regalado la naturaleza, era una auténtica delicia para el oído. El corazón, además, confirma este extremo. Hora y media en la que Rodríguez Tobal nos habló del vino y sus conjuntos en la Grecia Clásica, de su importancia en ritos que se hunden en mitos -casi siempre conocidos-, de la espontaneidad de su génesis y de cómo los grandes líricos del siglo VI a. de C., pero también antes y después, cantaron las virtudes y consecuencias de ese néctar milenario. De cómo la historia se repite y lo que hoy nos parece fruto de los tiempos no es más que una reedición, casi siempre pobre, de la concepción helena de la vida.

El encuentro estuvo regado de vino. Mientras Juanma hablaba, los presentes, unos cincuenta, disfrutábamos de una copa de vino, como si nuestro cuerpo quisiera entender, a través del líquido, el sentido de todas sus palabras. Luego vinieron los poemas, leídos como si hubieran sido escritos por su mano. ¡Increíble! ¡Vital! La traducción de la Ilíada de García Calvo, la mejor en nuestra lengua, Homero en estado puro, ya fuera Homero un hombre o una cooperativa, poemas de Alceo, de Anacreonte, de Safo, del plomizo Hesíodo, de Teognis... menciones a Zeus, a Anfitrión, a la requemada Sémele, cómo no, a su hijo Dionisos, fuente útlima y primera del vino, a aquel melicorde rijoso y cabroncete que fue Catulo... En fin, una delicia auténtica servida en copa alta y cristalina, como la voz de Juanma, como la palabra de "sus" poetas. Ya espero, impaciente, el segundo simposio. Que, por suerte, no todo en esta vida es crisis y economía.

martes, 24 de marzo de 2009

La realidad

La realidad es pura poesía:
inabarcable, fugaz, estúpida.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Evaristo Cultural

¡Con ese nombre, mira que es difícil que algo tenga altura y profundidad! -que son los dos antagónicos que hacen grande casi cualquier cosa...o a cualquier persona-. Pero, lo cierto es que así es. Cabotando por el inmenso mar de la Red, he ido a varar sobre esta costa.

http://www.evaristocultural.com.ar/index.htm

Me ha parecido interesante y con momio. Ahí dejo el pañuelo.

jueves, 12 de marzo de 2009

El mejor poema...

Dice José Luis Rodríguez Zapatero, el Presidente del Gobierno de España, que éste de Gamoneda es el mejor poema que ha leído nunca.

A las ocho del día en febrero
aún es de noche.
No hay aún luz en los vagones, sólo
oscuridad y aliento.
No nos vemos: sentimos
la compañía y el silencio.En el andén estalla la campana.
Nos sobresalta la crueldad de un silbido.
Tiemblan las sombras. Todo vuelve
a un antiguo sentido.Nos dan la luz amarillenta y floja.
Salimos
de la oscuridad como del sueño:
torpemente vivos.Éste es un tren de campesinos viejos
y de mineros jóvenes. Aquí
hay algo desconocido.
Si supiésemos qué, algunos de nosotros
sentiríamos vergüenza, y otros esperanza.
Se está haciendo de día. Ya
veo los montes dentro de la sombra,
los robles, del mismo color del monte,
la yerba vieja, sepultada en escarcha,
y el río, azul y silencioso
como un brazo de acero entre la nieve.Cruzan los pueblos de sonido humilde:
Pardavé, Pedrún, Matueca…Cuando bajo del tren, siento frío.
He dejado mi casa. Ahora estoy
solo. ¿Qué hago aquí?, ¿quién me espera en
este lugar excavado en el silencio?No lo sé; con el tren se aleja
algo que es cierto aunque no puede ser pensado;
es algo mío y no me pertenece.
Está dentro y fuera de mi corazón.


Se ve que el hombre no lee mucha poesía.

miércoles, 4 de marzo de 2009

De Panero su locura

Dicen que Leopoldo María Panero, el poeta, está loco. Ese loco escribe locuras como ésta:

HEMBRA...

Hembra que entre mis muslos callabas
de todos los favores que pude prometerte
te debo la locura.

"El último hombre" 1984

Si alguna vez llego a escribir algo parecido a esto, por favor, que me llamen loco.

Envidia

Envidio a quienes son capaces de escribir su vida en un diario. A lo más que un servidor se acerca es a estos chispazos apagados e imprevisibles. De repente algo se enciende en el interior y te pide que escribas.