jueves, 20 de mayo de 2010

El Stradivarius de Janine

Ayer mismo me compré un Guarnerius. Probablemente sea más falso que la moneda de la copla, aunque en mi caso y al contrario de lo que dice la letra de esa famosa tonada, éste no va a ir de mano en mano. Me han asegurado que en el interior lleva grabado el preceptivo "Giussepe Guarnerius fecit... Cremona 1733. JHS". ¡Vaya usted a saber! ¡Falso, seguro! De toda falsedad. Pero, y si no...

Por el precio casi estoy por asegurarlo, aunque visto de cerca -en foto- pudiera ser que... En fin, que cuando lo tenga en mis manos ya veré si es un Guarnerius Kreisler de 1733 o una mala copia de Dios sabe cuándo y dónde. El problema es que no pude resistirme. Esos malditos chismes siempre me han atraído una barbaridad. Me resulta increíble que con una simple caja de madera -cuerpo-, un mastil, un clavijero, unas cuerdecitas y un palo largo con hilitos se pueden hacer cosas así:



Claro está que quien interpeta en este vídeo no es cualquiera. El fondo musical lo pone Janine Jansen ejecutando magistralmente "El Invierno" de Vivaldi. Abrazada a un Stradivarius Barrere de 1727 -valorado en 3 ó 4 millones de euros-, la Jansen es un espectáculo indescriptible. La combinación es sencillamente perfecta. ¿A que sí?

martes, 11 de mayo de 2010

Insatisfaction

Como una canción matizada de los Rolling, soy un hombre diariamente insatisfecho. Sólo hay dos o tres cosas que me llenan, y tienen nombre propio. Muchas veces, cuando creo haber dado con el ancla que me clavará a una ilusión, con el muerto al que amarrar el barco de las horas y las ocupaciones, sé que me estoy equivocando; una vez más. Va ya para muchos años de ello y la esperanza (no) se agota. A veces, incluso, pienso que esa es realmente mi satisfacción: trasnsitar el paso del tiempo con la firme intención de ser siempre un ser insatisfecho. Segura sentencia, sereno silencio.

Entiendo algo a Juan Ramón cuando tachaba y releía y reescribía y retachaba y rompía y retomaba rabos y cabos de poemas para saber que nunca acababan de llenarle. Esa insatisfacción constante en la poesía juanramoniana se parece mucho a la prosa de mis días.

De Juan Ramón

¿Cómo era, Dios mío, cómo era?

¿Cómo era, Dios mío, cómo era?
-¡Oh corazón falaz, mente indecisa!-
¿Era como el pasaje de la brisa?
¿Como la huida de la primavera?

Tan leve, tan voluble, tan ligera
cual estival vilano... ¡Sí! Imprecisa
como sonrisa que se pierde en risa...
¡Vana en el aire, igual que una bandera!

¡Bandera, sonreír, vilano, alada
primavera de junio, brisa pura...!
¡Qué loco fue tu carnaval, qué triste!

Todo tu cambiar trocóse en nada
-¡memoria, ciega abeja de amargura!-
¡No sé cómo eras, yo que sé qué fuiste!

martes, 4 de mayo de 2010

El almirante ruina

Lo bueno que tiene la vida es que está llena de esquinas. A la vuelta de una de ellas, me he encontrado con este blog que me ha encantado. Admiro y hasta envidio esa capacidad que tienen algunas personas para marcarse un objetivo, una meta, un reto -a largo plazo-... y cumplirlo. El reto de escribir todos los días, regalar un poema y una música -no siempre una canción- me parece elevado y digno de aplauso.

Felicito a José María por ello, a quien no conozco, y le animo a seguir con su lid, con su rutina -la rutina es una esclavitud que suele otorgar libertad-, con su empeño de regalar, de regalarnos, cada día un texto, un poema, una reflexión, una música.

Un blog cuidado y cuidadoso, unas aguas donde bucear y extraer -extractar, también- literatura no demasiado usada, palabras poco vistas, moda semántica a la última y a la primera. Un lujo.

Por la lectura de estas palabras, se regala poema de Panero...(Leopoldo María)

Ars Magna

Qué es la magia, preguntas
en una habitación a oscuras.
Qué es la nada, preguntas,
saliendo de la habitación.
Y qué es un hombre saliendo de la nada
y volviendo solo a la habitación.

"Poesía" 1970 - 1985