Dice la sabiduría popular que la música amansa a las fieras. No estoy de acuerdo. O sí, pero no sólo. La música puede que amanse a las fieras, pero sobre todo las instruye, las mejora, las doma, puede que las aquiete, las humaniza... porque, a fin de cuentas, todos somos fieras aquietadas, en ocasiones, por el escrúpulo, la vergüenza, la educación o el sentido común. Pero, una vez humanizadas, luego, la música nos eleva, nos llena, nos inspira, nos mueve, nos conmueve, nos hace mejores, nos colma, nos sublima y, a veces, incluso, nos eleva a los cielos. Seguimos siendo fieras, de eso no cabe duda, pero humanizadas fieramente, por suerte, gracias a la música.
Cuando tengo un mal momento -pocas veces- pocas cosas me hacen tanto bien como una buena música, una alegre melodía o una gran canción, como ésta, poco conocida, pero enorme.
Gracias, Loco -y Hallyday, claro-.
jueves, 22 de octubre de 2009
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