Ayer mismo me compré un Guarnerius. Probablemente sea más falso que la moneda de la copla, aunque en mi caso y al contrario de lo que dice la letra de esa famosa tonada, éste no va a ir de mano en mano. Me han asegurado que en el interior lleva grabado el preceptivo "Giussepe Guarnerius fecit... Cremona 1733. JHS". ¡Vaya usted a saber! ¡Falso, seguro! De toda falsedad. Pero, y si no...
Por el precio casi estoy por asegurarlo, aunque visto de cerca -en foto- pudiera ser que... En fin, que cuando lo tenga en mis manos ya veré si es un Guarnerius Kreisler de 1733 o una mala copia de Dios sabe cuándo y dónde. El problema es que no pude resistirme. Esos malditos chismes siempre me han atraído una barbaridad. Me resulta increíble que con una simple caja de madera -cuerpo-, un mastil, un clavijero, unas cuerdecitas y un palo largo con hilitos se pueden hacer cosas así:
Claro está que quien interpeta en este vídeo no es cualquiera. El fondo musical lo pone Janine Jansen ejecutando magistralmente "El Invierno" de Vivaldi. Abrazada a un Stradivarius Barrere de 1727 -valorado en 3 ó 4 millones de euros-, la Jansen es un espectáculo indescriptible. La combinación es sencillamente perfecta. ¿A que sí?
jueves, 20 de mayo de 2010
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2 comentarios:
¿Acaso violo un colibrí si le miro los muslos al violín? Acaso esa mirada rompe la frágil imagen del yo, una jaula de cristal llamada intimidad. La providencia del deseo.
Demonio # 440
Muchas gracias por tu coda, Ernesto. Me gusta mucho... como siempre.
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