jueves, 19 de febrero de 2009
El hijo ¿qué tengo?
Tengo un hijo y acaba de cumplir un año. Ha consumido la primera pieza de una bolsa en la que no nos es posible meter los ojos para ver cuántas más quedan -espero que muchas, muchísimas-. Como todos los padres que en el mundo han sido, como todos los que en el mundo han sido padres, asisto completamente absorto y embabado a la velocidad con que crece el tiempo que, para mí, es ya lo mismo que mi hijo. El tiempo y mi hijo crecen muy deprisa; tan deprisa que casi me arrastran. Y, de un tiempo a esta parte, one year ago, que diría un inglesito, siento mucho más vivos y reales los días que voy/vamos consumiendo, como si la existencia y la presencia de ese ser tan pequeño me hubieran regalado un taquígrafo de bolsillo para todas mis horas. Sobre el paso del tiempos sobre el tempus fugit, se ha escrito todo lo que se podía escribir y con mayores palabras, por eso será mejor callar y ver cómo pasa mi hijo, cómo crece el tiempo.
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