jueves, 16 de abril de 2009

Las Ferias del Libro

Dentro de nada llega mayo y, con él, la literatura, que hace mucho tiempo que dejó de estar en rebeldía, se echará a la calle, mansamente. Mayo esconde tras cada una de sus esquinas una feria del libro: Madrid, León, Valladolid... En estas fechas las ciudades se visten de papel e invitan a quienes las habitan a la libertad, es decir, invitan a leer. Sin embargo, hace mucho tiempo que, salvo en Madrid, la fórmula parece presentar signos evidentes de cansancio y agostamiento. Las ferias del libro cada vez, cada año, son más repetitivas y monótomas. Así como las presentaciones de libros, que tuvieron su momento de gloria hace algunos años, han dejado de interesar a la mayoría de la gente, puesto que aburren en la mayor parte de los casos hasta a quienes, como yo, se consideran lectores, las ferias del libro cursan la misma enfermedad con episodios críticos de hastío y redundancia. Es necesario renovar el formato o quién sabe si a lo mejor matarlo y dar vida a nuevas fórmulas. Y, cuanto antes, mejor. Que urge.

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